miércoles, 2 de marzo de 2016

El niño con el pijama de rayas

Esta novela de John Boyne nos relata el horrible holocausto judío por parte de los nazis que tuvo lugar durante la Segunda Guerra Mundial, pero con la particularidad de que la historia se nos cuenta desde el punto de vista de un niño de tan solo ocho años, Bruno.

Bruno y su familia viven Berlín, pero, a causa del trabajo de su padre, se ven obligados a mudarse a Auchviz, donde se encontraba un campo de exterminio nazi (Auschwitz), lo que nos indica que su padre es un importante oficial del ejército nazi.

Bruno no está en absoluto contento con su nueva casa, porque no tenía las comodidades de su antigua vivienda de Berlín, pero no que queda más remedio que aceptar el duro cambio.

Desde la ventana de su habitación Bruno ve un numeroso grupo de personas vestidas todas ellas con un pijama de rayas. Lo raro es que estaban apartadas de ellos y rodeados por una gran valla de cierta altura y de la cual no podía verse el final. Bruno no podía saber qué significaba todo aquello, así que su afán por la aventura y por tener algún entretenimiento le llevará a descubrir lo que estaba pasando.

La dura realidad era que las personas que Bruno veía tras la valla eran judíos y que vivían recluidos en un campo de concentración. Había más de un centenar de ellos por toda Europa y a estos lugares eran enviados los judíos europeos. Las condiciones de vida en los campos de concentración eran inhumanas. Eran sometidos a duros trabajos y continuas torturas y su final era el exterminio o el asesinato en masa de todos ellos.

En una de sus expediciones Bruno se topa con un niño de su edad al otro lado de la valla, y él decide hablarle, se llama Shmuel y acabará por ser su mejor amigo y desde ese momento los dos niños se reunían a la misma hora en el mismo sitio casi todos los días del año para charlar.

La característica que más resalta en Bruno es su inocencia. Todo pasa delante de sus ojos, pero al ser un niño no es capaz de darse cuenta de cuál es el final de la gente tras la alambrada.

Es un relato casi perfecto, conmovedor, que jamás se olvida. Esta desgarradora historia se queda grabada para siempre.

Me ha gustado mucho, aunque me ha resultado muy duro. Habla de la amistad de dos niños muy diferentes, de la lealtad del niño judío y de la cobardía de Bruno y de cómo intenta reparar su falta de lealtad con su amigo.


Yo sabía lo que había ocurrido con el holocausto judío durante la II Guerra Mundial, que existieron los campos de concentración para exterminar a los enemigos, pero leyendo este libro he tomado conciencia real de lo terrible que fueron estos acontecimientos que nunca debieron haber sucedido. Y éstos no deben caer en el olvido.

Mario Modamio


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