miércoles, 17 de febrero de 2016

AMBIVALENCIA

El poema, un puñado de palabras que juegan con el sonido, el significado o el orden de las palabras para formar versos. Después el autor teje los versos para formar estrofas. Tal vez sigan alguna métrica o quizás sean un caos. Todo esto para que, el poeta, exprese lo que piensa. Quedarán los versos grabados para la posteridad. Quedarán para que la gente trate de adivinar el significado de cada punto, coma y palabra. Puede que averigüen el tema y algunas metáforas, pero jamás sabrán el por qué de cada palabra. Nadie podrá intuir cuándo sus sentimientos fueron tan grandes que dejaron de caber en su ser y tuvo que guardarlos en papel. A veces ni siquiera el escritor sabe lo que quiso decir en sus versos.

Las personas somos iguales que la poesía. Nadie sabe el motivo por el que comienzan a escribir el poema de su vida. Tampoco conocemos el día en que escribiremos nuestro punto final. ¿Por que hablo de esto? No lo sé. Vi tu mirada y pensé que en todo nuestro parecido con la lírica. Me cuesta adivinar la razón de todos tu movimientos. Nada de ti supe interpretar. Pienso que eres feliz cuando estás triste. Tu silencio dice que me aleje y me acerco. Te giras para que te siga y voy en dirección contraria. Aun así poco a poco tus metáforas me resultan menos complejas.

En fin... siempre quedarán los recuerdos. En realidad es lo que define nuestra personalidad. Dime, si te quito los recuerdos ¿que eres? Cuidalos bien y trata de quién este en ellos no queden solo en la memoria, también en el presente.


Elioth campos

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