jueves, 26 de mayo de 2016

9 DE ABRIL

Hoy me ha dado por extrañar. Si, así sin más. A veces solo hace falta una foto, una frase que te devuelva a tu niñez o pasar al lado de los lugares que has abandonado. Extraño al niño persiguiendo un balón como quién persigue un sueño imposible de alcanzar. Era un tonto más que huía de esta realidad corriendo y dando patadas a aquella pelota de goma. Era otro más que buscaba el número uno de los 40 principales en la radio. Otro al que las metáforas le parecían cursis. Y al que la noche la parecía el tiempo de soñar con volar.

¿Qué cambió? A saber. Ahora ya no quiero huir tras el balón. Me gusta esta realidad. Si, vale, puede llegar a ser muy cruel y todo aquello que tú quieras decir. Pero es culpa de nuestra naturaleza siempre ambiciosa y egoísta que todos tenemos. Es difícil admitirlo, pero todos tenemos nuestro lado oscuro. El secreto está esconderlo muy bien y tranquilizarlo.

¿Qué cambió? ¿Qué ocurrió? Pues que en uno de esos sueños donde estaba sobrevolando la ciudad te vi. En ese instante corté mis alas. Quería ver el resplandor castaño de tus ojos, el fulgor nevado de tu sonrisa. Ver como tu coleta negra se camuflaba entre las sombras nocturnales de las doce de la noche. A la misma hora que Cenicienta perdió su zapato. La única diferencia es que tú no lo perdiste. O al menos no quisiste que yo lo encontrara.

No voy a volver a preguntar ¿Que ocurrió?. Sabemos perfectamente que una vez sabes y sientes aquellas metáforas tan cursis, se convierten en arte. Sabemos que en este momento, donde tu mente está al lado de ella, celoso de quién se acerca, es cuando podemos entenderlo todo.  Entendemos al poeta, al cantautor, al blues que tanto me aborreció. En ese impasse fue donde pasé del Voy a acabar borracho al Soldadito Marinero. Pasé del rock rebelde al melódico.

Hoy me ha dado por extrañar(te). Por añorar el único instánte que se puede decir que fue solo nuestro. Quizá fue una casualidad demasiado forzada. Quizá callé muchas cosas. Posiblemente estemos destinados a dejar el nosotros en un abrazo, después de
una fiesta, a las 00:10 con algún segundo de más. Creo (seguro) que fue un 9 de abril.






Aquí os he dejado un pequeño relato de Risto Mejide.


Elioth Campos

No hay comentarios:

Publicar un comentario