El domingo 1 de noviembre en el programa salvados pudimos conocer la situación de
un pequeño pueblo de la comarca del Sobrarbe llamado Jánovas. Esta
retransmisión me interesó porque es un lugar a pocos kilómetros de mi pueblo al
que yo voy con frecuencia por su encanto
y por su trágica historia.
Jánovas fue un pueblo vivo, con más de 400 habitantes
dedicada a la agricultura y ganadería hasta que en los años 60 del siglo pasado
la decisión de construir un pantano supuso el abandono de casi toda la
población. Para llevar a cabo este proyecto el estado a través de la compañía
eléctrica iberduero, expropió
terrenos y pagó a sus propietarios por sus bienes. Los métodos usados para el desalojo de sus
habitantes no fueron los más apropiados puesto que engañaron al pueblo,
adelantaron la destrucción de las casas estando la gente viviendo todavía,
destruyeron sus cosechas antes de recogerlas y sacaron a la maestra de la
escuela delante de sus alumnos agrediéndola, además de incumplir la promesa de
poder seguir viviendo hasta que el agua lo inundara. Hubo una familia con 6
hijos que decidió quedarse a pesar de todas las dificultades y amenazas que
esto suponía. Durante veinte años aguantaron solos en un pueblo casi fantasma
donde la soledad lo invadía todo. Al final tuvieron que irse. El pantano nunca
llegó a construirse a pesar de los intereses de las compañías eléctricas y del
gobierno porque suponía un gran impacto ambiental por la cercanía al parque
nacional de Ordesa. Ahora se está intentando reconstruirlo para que haya de
nuevo vida aunque nunca será suficiente para olvidar el sufrimiento de los
habitantes debido al abandono de su pueblo natal.
Parece que el programa del pasado domingo de salvados ha causado un gran revuelo en
el sector de las eléctricas, y es que por primera vez un periodista se ha
atrevido a denunciar la actuación de estas empresas, la falta de transparencia
y la complicidad con los políticos. Por ello solicitan al presidente de la sexta el cierre de este programa.
Me supone tristeza pensar que me echan
de mi casa, de mi pueblo. De que las pérdidas que supuso la no construcción de
ese pantano nunca han sido revertidas a la comarca y que cuando alguien se atreve a denunciarlo
en un medio de comunicación te das cuenta que el poder y las formas de
actuación de estas compañías no han cambiado con el transcurso del tiempo.
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