La película
trata sobre la amistad, el amor y el coraje para aceptar que la muerte forma
parte de la vida.
Después de
mucho tiempo sin verse, dos amigos se juntan para pasar unos días. Julián
(actor argentino que vive en Madrid) está atravesando una época difícil cuando
recibe la visita de su amigo Tomás (matemático que trabaja en Canadá).
Los dos
amigos junto con Truman, su perro fiel, comparten días intensos, emotivos,
recordando viejos tiempos y llorando porque su encuentro es un adiós. Julián,
que se está muriendo de cáncer, decide ahorrarse las dolorosas sesiones de
quimioterapia y su amigo quiere convencerle que a la muerte hay que enfrentarse
hasta el final.
Aún así
respeta su decisión y en el fondo lo admira pues no se esconde de la muerte,
valora su valentía y determinación al enfrentarse a ella.
Hay en la
película magníficos momentos sobre la amistad, la ternura, la importancia de
decirse las cosas con las palabras y con la mirada, dando a entender que lo
único que importa son las relaciones.
En ningún
momento busca la sensiblería, la lágrima fácil. Sí tratar el tema del cáncer
con mucha naturalidad y aunque lo que nos narra la película es trágico, busca
provocarnos sonrisas y además lo suaviza con humor y mucha ternura.
Es un símbolo
de amistad, de camaradería, de fidelidad, de confianza en el otro por la cesión
de su perro fiel, como un hijo para
Julián, a su amigo Tomás para que lo cuide.
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