Silencio en
París, calma, ciudad donde se vive la calma de la conmoción, del desconcierto,
la calma del dolor, de asumir lo que ha pasado.
Europa está
de luto, es hora de llorar, de rezar pero también de confiar en nuestras
sociedades y en nuestros estados para luchar con las armas de la ley y la
democracia contra el terror islamista.
Intentemos
que no nos arrebaten los terroristas yihadistas la tranquilidad de pasear con
tu familia, de tomar algo con tus amigos, besar a tu pareja, de vestir como
quieras en plena calle. Eso es lo que quieren, rechazar nuestro modo de vida e
imponernos el suyo.
Es verdad
que los terroristas y fanáticos asesinos son una minoría dentro de los millones
de musulmanes que hay en el mundo, la mayoría de los cuales viven su religión
de forma pacífica. Pero también es verdad que se han hecho irrelevantes por su
silencio y si no se pronuncian se despertaran un día y se encontrarán sometidos
por los fanáticos convirtiéndose así en más enemigos; como les pasó a los
alemanes amantes de la paz, con Hitler.
Que el
silencio no nos haga olvidar lo sucedido en París, igual que el 11 M en España,
el 11 S en Nueva York o en Londres.
Guillermo Gracia Sanchon
No hay comentarios:
Publicar un comentario